Cd. Delicias, Chih. 28 de marzo de 2024


2 de abril: la madre de todos los desmadres

Fecha/hora de publicación: 30 de marzo de 2018 18:23:37

He meditado muchos estas líneas; bueno, no; no las he meditado tanto; por esta vía, he decidido fijar posturita por aquello que, se rumora, va a ocurrir el próximo 2 de abril. Conste que no me refiero a celebración de la toma de Puebla, conocida precisamente como "Batalla del 2 de abril".

Aludo, digámoslo de un jalón, a sendas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia que vendrían a resolver dos controversias promovidas por el Poder Judicial del Estado y cuyos efectos, se dice, serían "darle cuello" al actual Consejo de la Judicatura y revocar, de facto, la designación de "El Florero" con problemas de identidad.

Mucho se especula sobre los efectos de la resolución e, incluso, días atrás circuló4 un escrito que con gran júbilo y dinamismo compartieron compañeritos y compañeritas magistrados, un mamotreto con una sarta de infundios; cito sólo un ejemplo ilustrativo, según el cual "se detendría el proceso de depuración y profesionalización del Poder Judicial"; cabe señalar que a la fecha, no se ha emprendido una sola acción en ese sentido; de hecho, la primera convocatoria para "depurar" al actual cuerpo de juzgadores se acaba de publicar apenas hace cuatro días; y son los jueces, en activo desde pasadas administraciones, quienes han resuelto los casos a que alude el famoso desplegado. Al día de hoy, ninguna de sus afirmaciones tiene sustento; y no existe ninguna prueba que las demuestre; desde hace año y medio, el Poder Judicial ha sido objeto de una serie de ataques y señalamientos de los cuales ninguno ha sido acreditado con elementos de convicción susceptibles de ser reputados como tales.

El próximo 2 de abril será fundamental para el Estado de Chihuahua; será la oportunidad de transitar, por primera vez en dieciocho meses, por los caminos de la constitucionalidad y el respeto absoluto a las determinaciones de un orden de autoridad superior, el Poder Judicial federal, que decidirá cómo debe resolverse ese conflicto. El 2 de abril será decisivo pues será el momento de decidir si se discurre por los caminos de la palabrería, la demagogia, el populismo y los ejercicios de fuerza, como mecanismo de presión, o por los causes de la legalidad y el orden.

La Auditoría Superior y el Instituto de Transparencia no son, precisamente, los mejores antecedentes. En los dos casos, el Poder Judicial federal ha sido pisoteado y desoído para imponer, por la brutalidad de la fuerza, a un delincuente, como titular de la primera, quien desempeña su encargo por la vía de los hechos; y en el segundo, a un pobre hombre que, habiendo aceptado, de manera pública y expresa, el fallo de la autoridad jurisdiccional, tascó la rienda para tragarse, enterita, la imposición de su amo de facto.

Si las cosas, decide la Corte que se queden como están, vale; aquí voy a estar como he estado los últimos tres años y medio casi, desempeñando mi función del mejor modo posible; si no, si ocurre que debo asumir una responsabilidad que no pedí —porque deriva de una encomienda mayoritaria por parte de los compañeros del Pleno—, vale también porque igual voy a continuar.

Confío que lo que haya de ocurrir el 2 de abril sirva para serenar los ánimos de todos los actores de la escena estatal; y empecemos a discurrir por la senda del respeto mutuo y del cabal consenso. No puede haber buen gobierno si los órganos que lo integran van cada cual por su lado o, peor aún, agarrados del penacho.

El Presidente del Tribunal que venga, si deja de comportarse como objeto de ornato, puede estar cierto que gozará de todo el apoyo del suscrito; después de todo, se diga lo que se diga por ahí, al Poder Judicial me debo: es un honor, un privilegio, una dignidad, pero sobre todas las cosas, es una responsabilidad.

... de lo contrario, este ir y venir del carajo —para decirlo en las palabras de García Márquez—, esta jerigonza, este desacuerdo, este descontento, este enfrentamiento perpetuo va a seguir hasta sus últimas consecuencias. Rodolfo Leyva dixit.

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